Descripción enviada por el equipo del proyecto. Al sur de la ciudad de Monterrey, a las orillas de la Sierra Madre, entre un ambiente suburbano y uno natural, el paisaje es dominado por las montañas que atrapan las vistas de quienes visitan el lugar. Aquí nace la idea, una residencia abierta que absorba al máximo el exterior y el paisaje, sin embargo, el encargo era claro: una casa aislada, que mantuviese la privacidad y de gran confort térmico.
La casa se emplaza formalmente con fachadas longitudinales orientadas norte-sur. Un muro cortante de piedra que nivela el terreno natural divide claramente el interior del exterior. Completamente cerrada hacia la calle, el reto correspondía en conservar las vistas a la montaña y la iluminación natural, por lo que se optó por desprender la losa de azotea de los muros y evitar abrir ventanas.
Al entrar a una casa que a primera instancia pareciera completamente cerrada, se observa lo contrario, una casa abierta, de espacios continuos y en constante contacto con el exterior. Desde el acceso principal se puede llegar directamente al patio atravesando por un espejo de agua que rodea el living y llega a la terraza principal. Todos los espacios sociales tienen salida al patio incluyendo la cocina.
Para subir a la segunda planta, la escalera se posiciona de manera lineal a lado de un gran ventanal, el único en la fachada sur de la casa, que cubre un pequeño patio interior de doble altura que da al living comedor. Esto permite que dichos espacios tengan iluminación indirecta por dos lados y la sensación de amplitud y contacto con la naturaleza.
Al llegar al segundo nivel, la estancia familiar y distribuidores son inundados por la luz que entra por el gran ventanal, a su vez es protegido con una celosía de madera. Las vistas e iluminación se mantienen alrededor de la casa por la losa de azotea que flota sobre los muros. Las habitaciones se distribuyen de manera lineal y ordenadamente en el lado norte del edificio para protegerlas del sol y el calentamiento de la casa.